[Publicado originalmente en ‘Diario de Sevilla’]
Fue actor, guionista, director, escritor, miembro de los Monty Python, maestro del absurdo y tenía un talento todoterreno que moldearía el peculiar sentido del humor por el que pasaría a la historia el fabuloso sexteto.
La vida de Terry Jones se ha apagado a los 77 años, pero su voz y su memoria se habían desvanecido mucho antes. Desde 2016 padecía una afasia progresiva primaria, un tipo de demencia que primero le impidió hablar y comunicarse con normalidad, después se llevó su memoria y, finalmente, también su vida.
Sus compañeros, amigos y los millones de espectadores a los que hizo reír el grupo le seguirán recordando y seguirán maravillándose de cómo fueron capaces, allá en los 60, 70 y primeros 80, de hacer sátira con la vida de Jesucristo, el mito artúrico, preguntarse (con sorna y sin compasión) por el sentido de la vida (y qué pasa al morir), plantear olimpiadas filosóficas, concursos de preguntas y respuestas para comunistas, bromear sobre la Última Cena, mostrar a un pianista desnudo en televisión…